Los grandes mensajes nunca pierden su valor.

domingo, 5 de febrero de 2012

La espera



Tus besos son el agua de mi corazón, tu sonrisa es la luz que ilumina mis días, cada mañana al despertar no puedo dejar de mirar tu foto. Sonrío y beso la foto, te noto en mis entrañas. Recuerdo tus besos que recorren mi corazón sumergido en el deseo de felicidad cada vez que nos besamos. Me encanta imaginar mientras camino hacia el trabajo ausente de la vida de la ciudad, noto tus caderas bailando desenfrenadamente, oigo tus cantos, veo tus risas, me encanta tu locura juvenil. Cuando me hablas tus palabras están llenas de flores del jardín del amor porque tus ojos no mienten.
Tu en la ciudad lejana secuestrada por tus padres perdiendo parte de tu juventud, y yo querida aquí esperando el verano para poder estar juntos en la playa de los sueños. La gente es mala o ignorante no se la palabra, que haces como una jovencita que puede ser tu hija, siempre la misma solfa, sus lenguas son espadas que traviesan mi corazón.
Ayer por la tarde tome un café de vuelta a casa para paliar el frió de la calle me senté al lado de la cristalera viendo la calle en ella la fauna de transeúntes repletos de colores pasaban anónimamente por delante solo pensaba en ver tu cara por delante del cristal.
Querida estas cada segundo de mi vida presente, recuerdo aquella vez que apareciste por sorpresa a la salida del trabajo, tan guapa, con el sombrero en la cabeza, tus ojos iluminados de amor y tu sonrisa, que decir de ella, es la llama del amor. Aquel día fue el mejor regalo de cumpleaños que he recibido en mi vida, tu presencia, tu beso, y el regalo que llevabas en tu mano. El reloj que llevo en mi pulsera desde aquel instante cada vez miro la hora veo en sus manecillas el latido de tu corazón.
Queda menos para las vacaciones de Semana Santa, para poder abrazarnos entre las rocas oyendo el sonido del mar, viendo la hermosura de la bahía a nuestros pies testigos de este amor tan hermoso y la vez duro cuando no podemos estar juntos.
Aquí un hombre de cuarenta y pocos enamorado de una joven universitaria.
El amor nació entre el ponente y la alumna en una aula de los cursos de verano en esta ciudad que todos los veranos jóvenes y menos jóvenes la llama del amor nace en ellos de forma espontánea y real.