Los grandes mensajes nunca pierden su valor.

martes, 27 de marzo de 2012

Cartas antiguas de amor



Abrió el cajón de la cómoda, como hacia cada noche antes de dormir, extrajo una carta de amor al azar y leyó en voz alta las letras que allí descansaban placidamente día y noche en aquella estancia. La luz del candil iluminaba la estancia, sentada en el balancín cada palabra se aposentaba en la habitación de paredes blancas, en las cartas la caligrafía perfecta con trazos elegantes, recuerdos en la memoria.
Años sesenta del pasado siglo permanecían presentes en las cartas recibidas desde la Aiun, cartas de un soldado, cartas de un enamorado, cartas de su novio. Días esperando ver al cartero que traía una carta y una sonrisa cada mes, impaciencia en las manos, leer la carta, volver a leerla, apoyarla en el pecho, notar su corazón presente, oler la carta, encontrar su olor corporal.

Hace un año rescate del olvido las cartas del viejo baúl, en el fondo estaban todas, las cogí y las puse en el cajón de la cómoda, seguro que desde el cielo sonreirás, escucharas la lectura de las cartas, que en aquellos años del servicio militar que tanto maldecíamos la separación forzosa, ya ves ahora tu en el cielo y yo en la tierra, disfrutando de nietos, lo que más me duele es que Dios si existe no te dejo disfrutar de ellos, ahora ya son hombres, muchas veces les hablo de su abuelo, cuando dejo de hablar, me piden que siga hablando del abuelo. El otro día les enseñe las cartas, cada vez que vienen a verme, me piden que les lea una carta de amor.
Nuestras cartas de amor, aquellos momentos de ilusión, hoy es parte de ellos, nuestros nietos que están enamorados de sus jóvenes y guapas novias. Los tiempos cambian, las cartas casi ni existen, en cambio los sentimientos son los mismos.